jueves, 24 de noviembre de 2016

Entre todos la mataron y ella sola se murió


La sorpresiva muerte de Rita Barberá en un hotel de Madrid ha pillado a todos con el pie cambiado. A unos porque no han sabido diferenciar lo político de lo puramente humano, a los otros porque, tras el linchamiento mediático del que la fallecida fue objeto, la dejaron caer y se olvidaron de ella, como si los 40 años que llevaba en el partido no significasen nada. La política, siempre inclemente, siempre desalmada, nos dio ayer un ejemplo más de como hace a los hombres (o mujeres) y los gasta.



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